LOS PECES ABISALES

Los peces abisales son criaturas que poseen características morfológicas con peculiaridades que en algunos casos se han ganado el nombre de peces monstruos. Los peces abisales tienen una estructura blanda y elástica, son de pequeño tamaño y presentan dimorfismo sexual al ser las hembras más grandes que los machos. La estructura ósea es flexible debido a que la cantidad de calcio es relativamente bajo en las profundidades y la vitamina D, otro factor fundamental para la conformación de los huesos, no se puede formar ya que la luz solar no llega a los abismos.

El océano es enorme. Tres cuartas partes del planeta están recubiertas de agua y de estas se calcula que solo conocemos un 5%. Esto se debe a que es difícil acceder a estos lugares, y que solo con un equipamiento especial y científicos muy preparados pueden acceder a este lugar. Cuando hablamos de profundidades marinas o abisales nos referimos al espacio de los océanos que está entre 4 000 y 6 000 metros de profundidad. En esta zona no penetra la luz y las temperaturas oscilan alrededor de los dos grados centígrados.

DONDE VIVEN LOS PECES ABISALES

Se puede decir que hay dos océanos: el primero es el superficial, el que representa menos volumen de agua (solo llega hasta los 200 metros de profundidad) que es hasta donde alcanza la luz solar. Ésta es la llamada zona fótica. En ella se concentra casi la totalidad de la biomasa marina (cantidad de materia acumulada por todas las especies marinas), ya que es donde la luz hace posible la fotosíntesis y por tanto el establecimiento de cadenas tróficas completas. El segundo océano es uno remoto, oscuro y de difícil acceso. Ocupa el resto del volumen de agua, y abarca profundidades desde los 200 hasta los 11034 metros (profundidad del llamado abismo Challenger, en la Fosa de las Marianas, frente a las costas de Filipinas, China y Japón). Esta es la zona afótica (sin presencia de luz solar). La dificultad de su exploración reside en las altísimas presiones y las bajas temperaturas. Bajar al abismo Challenger, con sus 11034 metros de profundidad, supone soportar una presión de unas 1086 atmósferas, que es más de mil veces la presión al nivel del mar.

1 PEJESAPO ESPINOSO

Peces abisales: Pejesapo espinoso (Caulophryne jordani). Imagen: Weird creatures in abyssal zone. Es uno de los peces abisales más curiosos del Atlántico Norte, Pacífico e Índico. Nunca migra a superficie, como otras especies, sino que permanece invariablemente entre los 700 y los 3000 metros de profundidad. Aunque por su aspecto monstruoso pueda ser protagonista de las peores películas de terror, su tamaño no supera los 25 cm. Las adaptaciones típicas que presenta son la boca grande, que le permite capturar presas de mayor tamaño y aprovechar así el poco alimento con el que se topa, un cuerpo achaparrado y un metabolismo lento. Los filamentos que le recubren son órganos altamente sensibles, capaces de detectar la mínima vibración a su alrededor. La de la foto es claramente una hembra, porque los machos son muchísimo más pequeños y rara vez se dejan capturar o fotografiar.

2 DIABLO NEGRO

Este pez abisal habita profundidades de unos 4000 metros. Tiene igualmente un cuerpo poco hidrodinámico y la piel flácida, con una capacidad asombrosa de permanecer quietos entre dos aguas (otros peces se hundirían si dejaran de nadar). Esto evita que los detecten posibles depredadores. Poseen un órgano bioluminoso en el extremo de un apéndice sobre la cabeza, que emplean para atraer presas a sus fauces. Tienen un tamaño máximo de 20 cm.

PEZ VIBORA

Estos peces abisales habitan profundidades de hasta 4400 metros, y alcanzan un tamaño de 25 cm. Lo más destacable de esta especie es la adaptación de unos enormes dientes que no le caben en la boca y deben llevar fuera, a la altura de los ojos. Es difícil que una presa escape a esta dentadura y ahí reside la ventaja de su adaptación. Sin embargo, un fallo de cálculo en el tamaño de la presa puede provocar su muerte: ensartar un animal demasiado grande implica que no pueda ni zafarse de ella ni engullirla.

PEZ DRAGON

El Pez dragón no solo tiene unos dientes de tamaño considerable en proporción al resto de su cuerpo, sino que además posee una capacidad de abrir las mandíbulas comparable al de las serpientes. Esto le permite tragarse presas de gran tamaño. Cuando el alimento es tan escaso, desaprovechar ciertas presas por ser demasiado grandes podría suponer la muerte de los individuos. Por ello las grandes mandíbulas y los dientes como sables son necesarios para la supervivencia. Estos peces abisales alcanzan un tamaño de 32 cm y habitan profundidades de hasta 1500 metros.

YELMO DE NARIZ CUADRADA

El curioso nombre de estos peces abisales se debe a la placa ósea que les cubre la cabeza, similar a los yelmos con los que los caballeros de la Edad Media protegían su testa. Tienen un tamaño de 12 cm y se encuentran en abismos de 4000 metros. Sus fosas nasales son de mayor tamaño que sus ojos, lo que parece indicar una predominancia del sentido del olfato en comparación con el de la vista para desenvolverse en las negras profundidades.

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